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Javier Vercher

Javier Vercher

 

JAVIER VERCHER (1978), saxo tenor de primera línea y músico de Jazz poli-instrumentista, se trasladó a Valencia con su familia, desde su Madrid natal, con tan solo 6 años. Muy pronto se iniciaría en la música con un padre tan sabio como exigente: músico, compositor y professor en diferentes Conservatorios. Un aprendizaje “doméstico” que continuó después en el “Conservatorio Joaquín Rodrigo” de Valencia. En este denso y precoz ambiente musical, Javier se interesó por el Jazz al finalizar sus estudios clásicos de clarinete, y orientó su aprendizaje en esa dirección. Entre sus profesores cabe destacar seminarios con Kurt Rosenwinkel, Perico Sambeat, Jorge Pardo y Chris Cheek.

El paso siguiente resultó clave en su trayectoria: con tan solo 18 años, Javier obtuvo una beca para estudiar en la “Berklee College of Music” bostoniana, donde cursó la licenciatura de Performance entre 1997 y 2000. El temprano interés de Javier Vercher por la interacción entre ritmo y armonía, y por el arte de la improvisación, se desarrolló allí en contacto con maestros de saxofón como Frank Tiberi (director de la Woody Hermna Big Band), George Garzone, Andy McGuee y Dino Govone. Una historia -ni siquiera resumida- de sus etapas de aprendizaje y de crecimiento como músico, sería demasiado extensa y superflua aquí. Huyendo de un impertinente enfoque curricular, será mejor acompañar a Javier en su itinerario de explorador y creador del Jazz, desde entonces hasta ahora; destacando solo acontecimientos decisivos: esos momentos de crossroad donde se juega la suerte y el destino de una personalidad artística. Como él mismo ha declarado, su encuentro en Boston y su amistad con el gran compositor y batería Rakalam Bob Moses, constituye uno de esos hitos en el camino. Se afianzará entonces una complicidad y una colaboración con el maestro Moses, que podría explicar la presencia sustantiva que la percusión y el continente del ritmo han tenido desde entonces, y hasta hoy mismo, en la obra discográfica de Javier Vercher.

Véanse, a modo de ejemplo, sus dos excelentes grabaciones como colíder, a dúo con el batería Ferenc Nemeth -“Wheel of Time” (2006), e “Imaginary Realm” (2011)-; con las aportaciones respectivas de grandes músicos como Lionel Loueke y David Kikoski. Su opera prima discográfica de 2004, “Introducing the Javier Vercher Trio”, anunciaba que Javier daría que hablar en el abigarrado mundo del Jazz neoyorkino. Ya entonces creaba un sonido envolvente, intenso, oscilante entre el silencio y el grito, claro y espiritualmente muy entero -de entereza-, que continúan siendo rasgos de su estilo con el saxo tenor. Pero en 2002, y antes de ese registro, Javier se había trasladado de Boston a Nueva York, donde se sumergió en la genuina escuela del Jazz: la exploración atenta de los clubes, y la colaboración con músicos tan importantes como Lionel Loueke, Henry Cole, Ferenc Nemeth -su compañero en los discos citados-; y el maestro de la improvisación al saxo Chris Cheek.

Su tercer disco, un trabajo de transición como colíder de un cuarteto, fue el que grabó con el consagrado saxo alto valenciano Perico Sambeat: “Infinita” (2007). Su prestigio comenzó a trascender las escenas bostoniana y neoyorkina, siendo reconocido con el “Premio Tete Montoliu al músico revelación en Jazz / SGAE”, en 2006. Durante este periodo -2003 a 2006-, Javier Vercher se prodiga en numerosos conciertos y giras por USA, Gran Bretaña y Países Bajos; tocando, entre otros, con el cantautor Chip Taylor y con el guitarrista Bill Frisell, varios discos hacen constancia de ello (Let´s Leave this town, Seven Angels on a Bicicle).

En 2007 se produce un inesperado golpe de volante en el camino de Vercher: su incorporación -a propuesta del músico y arreglista valenciano Carlos Martín, que ya formaba parte de ella- a la troupe musical de Alejandro Sanz para presentar el disco “Tren de los momentos” (2006-Warner). Aparte de la ocasión que ello supuso para conocer de cerca otros registros de la música pop, tal vez lo más importante fuese el contacto de Javier con destacados músicos del Rhythm&Blues americano. Fruto de esta época fue la extensa gira que el grupo de Alejandro Sanz realizó por toda Latinoamérica y Estados Unidos. Ocasión que, a buen seguro, supo aprovechar Javier para conocer de cerca y asimilar, elementos de otras tradiciones musicales. También México, Los Ángeles y Nueva York, además de Madrid, fueron escalas de este periodo de intensa trashumancia: On the road again.

Pero Javier parece sentir la llamada del regreso, retorno que se va fraguando con intermitencia, pero con firmeza. Tras uno de sus mejores discos como líder -donde ya reúne un sexteto que preludia la formación de Agricultural Wisdom Project-: “Wish You Were Here” (2008), grabado en NY con un plantel de músicos de inmenso nivel -véase si no Francisco Mela a la batería, Lionel Loueke a la guitarra y Larry Grenadier al bajo, con Sam Yahel al piano-, se traslada temporalmente a Barcelona. Allí toca con el que será uno de sus amigos y colaboradores más cercanos: el poli-instrumentista Jorge Rossy, maestro de la batería, el piano, el vibráfono y la marimba; un músico excepcional, que ha trabajado con Charlie Haden, Wayne Shorter, Carla Bley o Brad Mehldau, entre muchos otros.

 Con Rossy realizará memorables conciertos y un soberbio disco grabado en Barcelona, a dúo puro y duro: “Filantropía” (2014); en el que ambos, cómplices y amigos, despliegan su polimorfa calidad como músicos, tocando una serie de instrumentos que casi conforman una orquesta. Valgan como ejemplos recientes de esos conciertos, el de 2017 en el Palau de la Música de València, con el maestro Billy Hart a la batería, Masa Kamaguchi al contrabajo y Kevin Hays al piano. O el de la sala Matisse, en 2018, con la formación anterior, sustituyendo a Hays por Albert Sanz.

Las piezas de este sendero hacia Agricultural Wisdom se van dibujando y acoplando… Nos acercamos al momento decisivo de este recorrido por escalas y encrucijadas: la gestación del proyecto que aquí sedimenta en un disco fundacional y soberbio: “Agricultural Wisdom” (2020) Un momento que viene precedido por dos registros muy interesantes: el primero, “As We See It” (2018), exquisito mano a mano con el imponente doble bajo de Masa Kamaguchi; donde Vercher despliega su panoplia de instrumentos favoritos, con maestría y un ensamblaje perfecto: saxos tenor y soprano, flauta y clarinete bajo; el mismo conjunto de vientos que hilvanaba el gran Eric Dolphy. El segundo aparece poco antes de grabar el disco que presentamos: “First Takes!” (2019); obra de un quinteto co-liderado por Javier con Maikel Vistel, y de nuevo con la batería de Billly Hart -reciente y ya casi asiduo colaborador de Javier a sus gloriosos 78 años-.

A estas alturas del juego se aprecia cómo su personal asimilación de los “antiguos” maestros Ben Webster, Dexter Gordon o Pharoah Sanders, se funde o se alterna con los estilos de Wayne Shorter, Ornette Coleman o Albert Ayler; pasando por la sutileza monkiana de Steve Lacy. Aunque este es terreno resbaladizo, y mejor sería dejar hablar a su música y alejarse de prácticas de taxidermista, a las que tan aficionada es la crítica.

Para acabar, hay que señalar también la actividad de Javier como productor, con los recientes discos del batería Miquel Asensio “Senda nova” (2015), y del contrabajista Ales Cesarini “Niabinghy” (2016). Las excelentes contribuciones que ha realizado como compositor al mundo del cine documental: El arquitecto de Nueva York [Guastavino] (2016, RTVE), y Josep Renau. L’Art en perill (2018, , RTVE), Chicote, el barman de las estrellas (2019, , RTVE) y Bosch I Morata (2019, A PUNT).

También cabe destacar su labor como profesor de saxofón/clarinete/flauta y ensemble en el Berklee College of Music – Valencia Campus desde principios de 2016.

Por Fernando Ros Galiana, 2019.

 

fotografias: Gabbo Valenti

 

 

 

 
 

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